Supermanolo puede con todo

Manolo García reúne a 15.000 personas en el Parc del Fòrum

Sobre el papel no era el mejor día. El Boss iba a llenar el Camp Nou, el Barça iba a ganar la liga y su gente a celebrarlo mezclados con los rezagados de la Fórmula 1, los más pasados de vueltas podían sufrir a placer con el Festival de Eurovisión y, además, habían anunciado lluvia (y llovió: una hora antes del concierto, la serpenteante cola para entrar era impresionante, el aguacero también). Realmente no era el mejor día pero Supermanolo pudo con todo y se marcó ante los colegas de su pueblo una actuación de las que le alzarían a los altares del rock si no llevara ya tiempo entronizado.

Las quince mil entradas para el Parc del Fòrum se habían agotado con bastante antelación, a eso se le llama fidelidad y Manolo García pagó con creces, un largo recital de unas tres horas con un pequeño intermedio. Una granja de gallinas ponedoras sirvió de preámbulo. Y apareció Manolo, sahariana azul claro y pañuelo rojo (duraron tres canciones), y el Fòrum se vino abajo. Canción del solitario que se reconcilió con el mundo fue el trallazo que rompió la húmeda noche y levantó ya al poco personal que estaba sentado.“Bona nit. Hemos elevado oraciones al dios de la lluvia y nos ha escuchado”. Un comienzo contundente enmarcado en un escenario inmenso repleto de arbolitos y flanqueado por tres grandes pantallas de vídeo.

La primera parte transcurrió entre las canciones de su último disco y el rotundo acompañamiento de los músicos estadounidenses con lo que ha grabado. A pesar de comenzar con las nuevas canciones los coros del público y las palmas se desataron ya desde el inicio, todo transcurría entre colegas. Y entre colegas (“somos gente normal haciendo cosas normales”) invocó la libertad, dio las gracias a Bowie, recordó cuando compartió escenario con Springsteen por los derechos humanos y clamó contra el maltrato de refugiados en Europa.

Tras el descanso, ya con su banda habitual y un sonido más mediterráneo, más cercano, recuperó algunas canciones antiguas llegando hasta los inicios de su carrera. Si la intensidad instrumental decayó algo, el calor de su relación con el público aumentó muchos enteros. De sobresalto en sobresalto fue mucho más Manolo García que en el inicio del concierto y el personal se lo agradeció. Al cerrar esta edición aun no había atacado la previsible larga tanda de bises que cerrará una noche apoteósica.

Fuente: El Pais – Miquel Jurado – Foto: Juan Barbosa – ENLACE