Manolo García: «Me consagro a la música en este mundo trastocado»

Quince nuevas canciones compuestas por Manolo García en los últimos tres años conforman «Geometría del rayo», un disco que «tira la caña para pescar esa chispa de felicidad que a veces está ahí» y conjurar «la epidemia general de descontento que se ha extendido en este mundo trastocado».

El músico catalán procura tener la caña a punto y parece que pesca bastante.»Yo siempre estoy contento -ha dicho en una entrevista con Efe-, tengo días malos, pero soy feliz porque me dedico a la música que me da alegrías, como este nuevo disco, que me encanta. Si no me gustara, no lo editaría».

«Geometría del rayo», que sale mañana a la luz, navega por el mundo interior del inolvidable cantante de El Último de la Fila, con temas en los que se mantiene fiel a su personal estilo y que hablan de amor, desamor, pasión y surrealismo.

Pero también hay espacio para un baño de realidad en «Urge», una canción en la que clama «dejar de escuchar a los necios» y «hacer el vacío a los que incumplen las promesas».

Un tema dedicado a nuestros políticos, ha reconocido, porque «deberían ser los sabios de la tribu, los que nos llevan por el buen camino» y, sin embargo, «se pasan el día entero en sus milongas y su apoltronamiento».

«El mundo está trastocado -dice-. El planeta es neoliberal y las partes que no lo son quieren serlo con desesperación. La desigualdad social es flagrante y la parte de abajo está cada vez más confusa y aplastada, mientras la cúspide de la pirámide vive cada vez mejor».

«Noto que los que me rodean y yo mismo, sin que nos hayamos puesto de acuerdo, tenemos el mismo estado de ánimo: pasamos de todo, estamos hasta las narices, no tenemos ganas de escuchar a los políticos ni de ver sus fotos, y eso lo han provocado ellos», añade.

Ante tanto descontento, Manolo García prefiere «recoger piedras por la playa, pasear por el barrio o jugar al dominó» que ver las noticias en la televisión o leer el periódico, pero lo que mejor cura sus heridas es la música.

«Soy un monje de la música, estoy consagrado a ella y las canciones son mis oraciones, mis letanías y los maitines con los que me levanto», señala.

Con el paso de los años, en lugar de vencerle el cansancio cada vez tiene más ganas de componer, de grabar discos y de ser «el titiritero que llega al pueblo y da la fiesta».

«No tengo la misma forma física que cuando era joven y no me puedo pegar las carreras por el escenario que me pegaba, pero sigo siendo muy animoso porque me encanta ver a la gente contenta», confiesa.

El periodo creativo previo a los conciertos también le gusta mucho y disfruta «paseando, mirando a la gente y sentándome en un banco a escribir unas palabras que me ha sugerido algo o alguien y que se acaban convirtiendo en una canción».

También le motiva «recorrer nuevos caminos» en el terreno musical, como el que ha transitado con Toti Soler en la canción «Me gustas», o con Jordi Sabatés y Carles Benavent en «Dime dónde está».

Dos temas «muy diferentes al resto» con los que rinde homenaje a tres músicos que son «unos maestros indudables» y a los que se acerca «con actitud de aprendiz».

A sus 62 años, Manolo García asegura que sigue aprendiendo y que mantiene el espíritu juvenil porque, como dice en una de sus canciones, «nunca es tarde cuando el verso cunde».

Fuente: Diario.es – EFE – Rosa Diaz – ENLACE

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