Manolo García: «Ni los móviles ni Internet me hacen feliz, por eso hago canciones»

De nuevo, las canciones de este disco son densas, llenas de metáforas e imágenes, y demandan una escucha atenta. ¿Es algo inevitable en Manolo García?

-Supongo que es un reflejo de mi forma de ser, o de estar en este planeta. Soy una persona bastante pensante, y a veces me canso, me agoto a mí mismo. Pienso demasiado y me preocupo por cosas sobre las que no tengo ningún tipo de control y que es inútil que me torture. Pero claro, la mente es una máquina muy poderosa, y supongo que mis estados de ánimos se ven reflejados en las canciones. Yo no voy al psiquiatra, ni al psicólogo. Por suerte, no tengo ningún problema médico de este tipo, pero hago canciones, que es una cuestión inquietante, si te paras a pensar. Aunque a la vez muy gratificante. Para mí escuchar música y hacer música es vital. De crío, quería ser músico. No es que quisiera ganarme la vida como músico, porque no tenía ni idea de que hubiese que ganarse la vida. Cuando eres niño, tus papás te mantienen y no eres consciente de ello. Ya soy una persona adulta, pero sigo obstinado en que la música me hace bien. Si mis canciones son densas, son complicadas, no es mi pretensión, no pretendo hacer una música sesuda, seria, con un mensaje. Sólo pretendo pintar pequeños paisajes sonoros.

Ni móviles ni Internet

-En una época en que todo se vende lo más simple posible, es raro que algo así tenga éxito.

-Quizás significa que hay una cantidad de gente considerable que busca más cosas que lo que a priori nos dicen que necesitamos: dinero, nivel económico, nivel social… Gente que disfrutamos con la música, con las cosas, si se me permite, del espíritu y no de la materia. No quiero ponerme trascendente, pero dicho de una manera simple sería esto. Lo importante se convierte para unos cuantos en algo que necesitamos imperiosamente, y que además es gratis: el sol, los ríos limpios, el campo, la Naturaleza, la vida más o menos natural. Ahora parece que eso no se lleva, que lo que mola es la vida urbana. Me están diciendo continuamente que con los móviles e Internet ya eres feliz. Pero como ni soy feliz ni me lo creo, hago canciones.

-¿La melancolía vuelve a ser protagonista de sus canciones?

-Lo mínimo que me puedo pedir a mí mismo cuando hago canciones es sinceridad. No puedo impostarme, no puedo decir: «Bueno, venga, vamos a dar un mensaje positivo». No, mi obligación como músico es soltar mi rollo. Si gusta, bien, y si no, me tendré que aguantar. Pero yo no puedo fingir, porque se notaría. Mi música en ciertos momentos es «añoradiza»… de algo que tampoco soy capaz de describir del todo. De cosas que yo no he vivido, y aunque las hubiera vivido, diría «pues tampoco eran tan perfectas». Delante de esa ventana -en la habitación donde tiene lugar esta entrevista- tenemos un edificio gris. La verdad es que preferiría que estuviéramos ante una cascada de agua cristalina. Pues la música es el sustituto de esa agua cristalina, de esa vida simple. Y como lo más simple no lo tengo, porque está muy lejos, es muy difícil y esta sociedad está encaminada en otra dirección, me hago mi pequeña cascada de agua cristalina, mi pequeño río, en forma de canción. A veces el agua está en un paraje húmedo, oscuro, y otras en una llanura y corre rápida y veloz. Depende del estado de ánimo.

-¿Qué sensación le gustaría que dejara este disco en aquellos que lo escuchen?

-Para mí el logro está en que la gente que oiga el álbum sienta algo, que no deje indiferente. Que se emocione, sonría, entienda algo del humor, que en cierta forma se sienta estimulado. La indiferencia es horrible, en cualquier sentido. Aunque lo único que provoque sean ganas de bailar, ya estoy contento. Que dé alegría, tristeza, haga llorar, o pensar sobre un amor pasado, o llevar a no se qué situación vivida o que le gustaría vivir. Cualquier cosa, menos la indiferencia. Incluso entenderé que alguien diga: «Lo he oído siete veces y lo detesto». Entonces es que hay chicha, y es lo que pretendo.

Llevar las riendas

-Desde que se separara El Último de la Fila en 1998, sólo ha editado tres discos en solitario. ¿Es porque resulta más difícil trabajar solo?

-Cuesta lo mismo. En aquel momento era muy fácil trabajar a dos, y ahora es muy fácil trabajar a uno. El artesano utiliza la herramienta que tiene. Mi herramienta ahora es una, y yo emprendo la labor. En aquella época el equipo me interesaba mucho, pero ahora también hago equipo. He producido yo todos los temas del disco, pero en la mayoría de ellos con alguien al lado. Los músicos también opinan, aportan. Yo hago acordes, las melodías, pero en el desgranamiento hay una cantidad ingente de información de sensaciones, de estados de ánimos del músico, del quehacer del guitarrista, del batería, del percusionista… Esa humanidad, sumada a la mía, da un resultado, que naturalmente sería distinto con otros músicos. El calor que pueda tener el disco es la suma de muchos calores juntos. Aunque, claro, yo llevo las riendas de la diligencia. Para mí un álbum es un todo. Yo decido la portada, el interior, en qué tipografía deben ir las letras… De entrada tengo una norma: no me gusta aparecer en las portadas de los discos. No creo que la foto de mi careto aportase nada, más bien haría decrecer el interés (ríe).

-El estilo de Manolo García es muy reconocible desde la epoca en que formaba dúo con Quimi Portet. Esto tiene su parte positiva, pero sus detractores opinan que es demasiado repetivo.

-Todo en la vida tiene peligros, pros y contras. Sólo me tengo a mí mismo, no tengo otro limón que exprimir. Ni querría operarme la voz, ni cambiar mi manera de componer. Pero, a pesar de todo, las canciones sí que van cambiando. El cantor digamos que siempre es el mismo, pero el compositor no. El desarrollo de las canciones es distinto, y la sensación que pueda provocar «Una tarde de sol» -uno de los temas de este álbum- no se encuentra en «Nunca el tiempo es perdido», ni en «Arena en los bolsillo», ni en «Enemigo de lo ajeno». No es posible que estuviera allí, porque yo no soy aquel, ni aquel soy ahora. 12

TEXTO: PABLO MARTÍNEZ PITA – FOTO: ÁNGEL DE ANTONIO

Fuente: ABC – ENLACE