Manolo García: “El mal de nuestra sociedad es el sálvese quien pueda”

El músico catalán se presenta en acústico por primera vez en su carrera y plantea cinco noches de emoción en Madrid

Después de militar desde los años ochenta en Los Rápidos, Los Burros y El Último de la Fila, arrancó hasta hoy su carrera en solitario. Nunca antes Manolo García había realizado una gira en acústico, formato que le lleva a Madrid durante cinco noches (21, 23, 24, 29 y 30 de noviembre) con la intención de aproximarse más aún a la emoción de sus interpretaciones. Acompañado, eso sí, por una banda en la que no faltan guitarras acústicas, españolas, pianos, laúdes y violines, el artista barcelonés trae hits de “Arena en los bolsillos”, “Para que no se duerman mis sentidos” y hasta “Geometría del Rayo. Hablamos de la clase trabajadora, de la tecnología y el consumo y de por qué no están en Spotify los discos de El Último de la Fila. Avance: «Porque no me da la gana».

-¿Buscaba un formato reposado?

-Tengo eso que se llama amor al oficio. Soy un artesano de las canciones, me gusta cantarlas, no parto de la pretensión de alcanzar una cota desmesurada. Mi única pretensión en la vida es vivir con alegría y eso me lo da la música. Jamás he intentado forrarme, comprarme una isla y desaparecer. Quiero compartir la vida con personas, con gente que ame la vida.

-Tengo entendido que siempre controla el precio de las entradas y que es muy celoso de los detalles de sus giras.

-Soy hijo de obreros y de familia humilde y conozco el valor del dinero, sé lo que cuesta sobrevivir en una gran ciudad y cuidar a una familia. Yo valoro muchísimo que una persona compre una entrada y haga un esfuerzo por venir a verme. Y por eso intento ser justo y respetuoso. Cobrar un precio razonable y dar algo a cambio que colme las expectativas. Quiero que se trate bien a mi gente porque son los que me mantienen en la posición de músico. Sin ellos no puedo hacer canciones y me quedo cojo. Por eso no me gusta que nadie «sablee» a mi gente. Me parecen terriblemente caros los precios de los conciertos, igual que la gasolina, los peajes… hay tanta injusticia que al final han conseguido que nos enfrentemos los unos a los otros, ya no es que el de arriba al de abajo, sino el de abajo al de al lado. Y yo no quiero contribuir a eso. De una manera sencilla intento que, en lo que yo hago, no se abuse de nadie y que salgan súper contentos del concierto. Es mi manera de agradecer que vengan.

Hay tanta injusticia que al final han conseguido que nos enfrentemos los unos a los otros. Yo no quiero contribuir a eso

Manolo García

-Creo que la clave es tomar conciencia de eso, de que somos parte de una clase trabajadora. Tratar a tus iguales como quieras que traten a tus padres. Y eso lo hemos perdido.

-Claro. Incluso dando por hecho que hay unas élites dirigentes con iniciativa que crean empleo y empresas, habría que partir de la base de la justicia social y la equidad. Que si hay una persona que es cabeza pensante y que desarrolla una idea e invierte un dinero en crear algo, es razonable que tenga mayor lucro y beneficio, pero siempre cotando con que trate a la persona que hace posible su proyecto con esfuerzo y trabajo diario con respeto y justicia. Pero lamentablemente en el mundo neoliberal y la sociedad actual parece una patochada. El más listo es el que se la lleva, parece que si una empresa ha facturado X miles de millones ese el notición. Y no que se trate de manera digna y correcta. Pero hay mano de obra barata en India, en China y en España. Es indignante y no hay compasión cristiana, ni humana ni nada. Yo eso lo tengo muy presente. Tenemos que tratarnos con generosidad.

-Usted también forma parte de la cadena.

-Yo no vendo tornillos, vendo emociones aunque no me guste la palabra, pero en el fondo estoy dando mi vida al cien por cien en intentar crear algo que me llene primero a mí y que pueda compartir con los demás. Luego tengo que comer, pero tampoco como demasiado. No me hacen falta dos camas, duermo solo en una y me vale un piso, no tengo siete. Pero se ha dado ya por hecho que el artista, el creador, vive de lujos y fastos. Hay gente que lo está pasando muy mal y la sociedad nos empuja cada vez más a mirar hacia otro lado. A mi me va bien y el otro que se espabile. Eso me parece peligroso y feo. A mi a veces me dicen que se pueden poner las entradas a cien euros, que me van a ver de cerca. ¿Cómo? Ni hablar. Ya 60 me parece mucho [es lo que cuestan las de Madrid]. Hay que dar un precio justo. Yo le digo a mi equipo que trabaja conmigo que seamos justos con la gente. Pero con la crisis lo que se ha hecho es apretar el cuello al obrero. La crisis la provocaron las élites, los que manejan la macroeconomía, el cotarro económico. Y ellos tergiversan y la ciudadanía se levanta a las 6 o las 7 a trabajar y pagan sus impuestos. Porque los de abajo pocos impuestos evaden. El gran mal de nuestros días es el «sálvese quien pueda». No pensamos en los demás.

Hay gente que lo está pasando muy mal y la sociedad nos empuja cada vez más a mirar hacia otro lado. A mí me va bien y el otro que se espabile

Manolo García

-Es el caldo de cultivo del radicalismo y el nacionalismo

-La historia ha demostrado que los extremos son letales. Han dejado millones de muertos en cualquier parte del mundo. Vivimos en un planeta con recursos y dos mil años de civilización de humanidad, filosofía y de moral judeocristiana. ¡Deberíamos estar en un nivel de compasión humana! Pero partimos del hecho concreto de que no tenemos respeto por el planeta, que lo estamos machacando en aras de un progreso más que cuestionable. Dejamos atrás postulados de vida más calmada, que parece que es «demodé». Ahora lo que mola es la materia, gastar y gastar, el consumo. Ya no es sacarle el jugo a la vida, es exprimir la visa, no la vida. El que la tenga y el que no, que se joda. Eso es lo que impera y me parece mal. Es un camino peligroso y erróneo.

-La música es cada vez más efímera y se consume de forma más compulsiva e insustancial.

-Estoy de acuerdo. En los años 70 la música pop era un diamante en bruto, era poesía, era arte, desde las carátulas. Pink Floyd, King Crimson, Frank Zappa… había una cultura de aportación social, de arte. Pero eso ya no interesa por lo que tiene de subversivo. De la búsqueda de libertad. El objeto artístico se ha ido dejando a un lado y se consume y se usa y se tira. Te dicen que te compres un móvil para escuchar millones de canciones. ¿Pero qué millones de canciones si no las vas a escuchar en tu puta vida? Yo tengo 300 discos en los que soy feliz. Puede que en los próximos 25 años añada otros cien si tengo suerte de vivirlos. Lo que quieren es venderte el móvil que vale 1.000 euros y que te quedes “atontolinao” con el consumo, las redes, los vídeos… ¿perdón? Yo en un pueblo de Burgos soy feliz bañándome en el río. Déjeme vivir y no me coma el tarro. Que yo quiero seguir escuchando a Triana, a Salto, a Los Módulos o que me guste Rosalía o Love Of Lesbian.

Yo no quiero millones de canciones en el móvil. Tengo 300 discos en los que soy feliz

Manolo García

-¿Rosalía le gusta?

-Yo le tengo simpatía a cualquier persona que tenga la capacidad con su música, su propuesta artística de ser un revulsivo, y levantar expectación me parece bien. Tiene una voz muy bonita y canta muy bien, aunque pueda enamorarme más o menos. Cualquier persona que se exprese es respetable. Yo no me meto en las cosas personales en lo que dice… es que si te gusta el disco, ¿qué más me da que vote a un partido o a otro? ¿que sea de un equipo o de otro? ¿que sea blanca o negra? La gente que critica a Dylan porque va a ver al Papa no me interesa, es la obra. La obra de Rosalía me parece simpática, dignísima y la respecto.

-Quería hablar de su obra. No está en plataformas la de El Último de la Fila, pero sí la suya en solitario.

-La mía la estoy metiendo con cuentagotas porque pienso en mi equipo de la discográfica, porque los tiempos han cambiado. Pienso en ellos y han sido la compañía que pone en la calle mi música. Aunque ya no la ponen en discos, porque los discos han conseguido erradicarlos sin pedirnos permiso. Si me hubieran preguntado, diría que no me parece bien. ¿Por qué no hay CD en los coches? Yo los escucho también vinilos, que es lo que mejor suena y yo soy aficionado al arte. No estoy en Spotify porque me he negado. No me da la gana. ¿Por qué salgo en Wikipedia si no he dado permiso? ¿Porqué hay trozos de conciertos míos en la red y hay empresas que ganan dinero con publicidad con ellos? Yo me juego la vida en la carretera, llevo mi producción, mis luces, mis técnicos, me gasto mucho dinero en que todo esté lo mejor posible. Ellos gratuitamente lo difunden y sacan dinero. Y si en el escenario hago un gallo, o tengo un traspiés, me caigo y me doy un porrazo, eso será viral y aún se reirán más de mí. Pues yo, si mi vecina se cae por la escalera, no la filmo, intento ayudarla. Pero ¿qué es esto en las redes que todo vale? Todo el mundo opina. A mí que me dejen en paz. Estoy muy radical con YouTube o Google. Porque yo no he dado permiso a algunas cosas.

-Las redes sacan lo peor de la gente.

-Me parece nefasto. Este es el momento de leer a Pío Baroja, Unamuno o Galdós. Si quieres, a la Generación del 27 o a Gil de Biedma. Pero ¿vale la pena leer a un señor con un apodo y que tiene una foto con un perrito que tiene Twitter? Prefiero leer a la gente probada porque el tiempo es oro. O que me den una puesta de sol.

Quiero leer a Unamuno o Galdós, pero ¿vale la pena leer la opinión de un señor con un apodo y la foto de un perrito que tiene Twitter?

Manolo García

Fuente: La Razón – Ulises Fuente – ENLACE