MG: Los pequeños placeres madrileños de Manolo García

Tal y como uno se lo podía imaginar: Manolo García es hombre de gustos sencillos. Tal y como uno se lo podía imaginar: Manolo García es hombre de gustos sencillos. Y eso a pesar de ser un artista de enorme éxito. Tanto con El Último de la Fila como en solitario, ha probado el vértigo de actuar en recintos como Las Ventas o el Palacio de Deportes, pero ha decidido presentar su disco, «Los días intactos», en una gira de teatros: «Los tiempos han cambiado. La oferta de ocio se ha diversificado, y eso, unido a la crisis, pues claro que condiciona, y sería de tontos eludir esa situación. No me duelen prendas asumirlo. Tocar en teatros es magnífico. El sonido es mejor, hay calidez con el público, y el cansancio físico y psíquico es mucho menor. Ahora mismo tengo esa necesidad de austeridad, como la tiene todo el mundo».

Pero, por mucha modestia que destile, sigue convocando multitudes. Estará en Madrid, en el Palacio Municipal de Congresos del Campo de las Naciones, los días 13, 14, 19, 20, 26 y 27 de abril, y luego irá a Barcelona, al Teatro Coliseum, los días 4, 5, 10 y 11 de mayo.

En la capital tendrá su alojamiento en el mismo lugar que desde hace 20 años, el Hotel NH Núñez de Balboa (Núñez de Balboa, 112). Al igual que es fiel a su estilo de música, también lo es a los sitios donde se encuentra a gusto. Como en la librería Pérgamo. Su dueña, Lourdes, se da cuenta en el momento de hacer este reportaje de que ese cliente suyo de toda la vida es, ni más ni menos, que el cantante Manolo García, quien, enemigo de lo digital, aprovecha la visita para comprar «Aforismos sobre el arte de vivir», de Schopenhauer, y «Fría venganza», de Craig Johnson. Otros ilustres asiduos de la tienda son Luis Alberto de Cuenca, J. J. Armas Marcelo y Manuel Hidalgo.

El ocio del autor de «Nunca el tiempo es perdido» se nutre también de su otra gran pasión, junto con la música, la pintura. El pasado año publicó «El fruto de la rama más alta», un libro «sencillo, con mis cuadros compartiendo espacio con mi pequeña filosofía de bolsillo». Visitamos el Museo Thyssen, donde firma algún autógrafo y va directo a contemplar dos de sus obras favoritas: «Hugo Erfurth con perro», de Otto Dix, y «Habitación de hotel», de Edward Hopper.

Pero no solo de cultura vive el hombre. Así que nos dirigimos al restaurante Zara, donde Inés nos recibe con un daiquiri de quitarse el sombrero. Ella vino de Cuba en 1965, con su marido, asturiano, tras «el tsunami que todavía sigue allí instalado». De su acogedor local también son clientes Alaska, Penélope Cruz y Goya Toledo, quienes disfrutan de su ensalada de aguacate con cebolla y tomate, su yuca frita, su ropa vieja o sus deliciosas albóndigas con arroz.

Fuente: ABC – ENLACE